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EXTERIOR. UNA CALLE DE ÚLTIMA ESPERANZA. DÍA.

Un P’Tonatl avanza por la calle de arena. Su túnica está arrugada donde su cuerpo, que termina justo bajo su torso, se encaja con la base de su cilindro-transporte. Las dos ruedas en los extremos del cilindro-transporte dejan un par de surcos en la arena, marcando el camino por donde pasó. Su mano derecha controla una de las palancas del transporte, la mano izquierda está levantada en señal de saludo. Sonríe y le habla a Champiñongo.

P’TONATL (falsamente amable): ¡BIENVENIDO, FORASTERO!

ESPERE, PERMÍTANOS UNAS PALABRITAS…

NO HAY NECESIDAD DE CORRER.

GRACIAS POR DETENERSE.